AGOSTO


Grandes sueños en la bolsa y un artículo escrito sobre la felicidad y mi aventura apenas comenzaba. Sentía como claramente todo debía ser diferente, ya estaba cansada de pasarla mal y llorar por cosas sin sentido, estaba lista para dejarlo todo atrás, aunque no tenía la menor idea de cómo lo lograría, solo sabía que ya era momento.

Honestamente tus ojos ya no me pesaban, había conocido a un ser más extraño que tú, porque al parecer eso es lo que estaba buscando, una versión menos villana de ti, pero era lo mismo, mismos gustos, pero pésimas decisiones, seguía buscándote en otras personas creyendo que así iba a soltarte, estabas más presente que nunca y aunque gritaba a los vientos, mares y personas que no existías para mí, lo cierto es que existías mucho, incluso mucho más de lo que existías antes.

Siempre fuiste callado, hablabas para lo importante y sabías sobre música e instrumentos más de lo que sabías de la carrera a la que habías empezado a dedicarte; tenías un paso tranquilo y un sinfín de ideas dignas de un Escorpión. Me inspirabas a escribirte sobre el amor eterno, el que aún sin ti no se esfumaba. Me enseñaste el amor propio con tu indiferencia y caminaste por mis defectos uno a uno hasta convertirme en lo que soy ahora. En tu historia probablemente yo sea la villana, pero en mis cartas siempre te idealicé como ese amor que no se va. Creí que te encontraría en todos lados porque estábamos destinados a cruzarnos para siempre, lo único que se cruzó en aquel mes del año fueron dudas, incertidumbre y un montón de sentimientos encontrados.

El desencanto ocurrió en esos ojos que no me vieron más, cuando lo hicieron no resultó un cuento de hadas ni mucho menos un poema de Idea Vilariño, el recordarte era soñar con tu paso tranquilo y tus lentes para ver, era lo único que me quedaba entre lágrimas y esa playera de Radiohead que ni siquiera querías que tuviera, porque en realidad pertenecía a otros recuerdos y a otra nostalgia. Nos desaparecimos de la vida del otro y cuando al fin nos vimos, no hubo canciones de amor que se identificaran con esta historia, estábamos en el mismo lugar, pero no sentíamos lo mismo.

Yo no quería dejarte ir, me aferraba a tu recuerdo y a la idea de que no era posible que lo que creía era el amor de mi vida se esfumara así, sin explicaciones, sin viajes al mar, en el mar donde nos conocimos.

Fue un agosto del 2010 y un viaje a la playa no le hacía mal a nadie, estaba lista para el sol, los amigos y las risas. Ahí estabas tú con una playera blanca que siento que ya la había visto antes en ti, o en algún recuerdo del que no tenía caso pensar. Ya te conocía, incluso cuando supe que ibas al viaje me dieron muchas más ganas de ir, realmente solo sabía unos fragmentos de tu historia, y sabía que algún día íbamos a coincidir, éramos de un pueblo chico, por supuesto que íbamos a coincidir, hasta nuestros amigos más cercanos sabían que lo haríamos.

Nos pasaron las horas y tú y yo ya éramos amigos, fácil nos vimos haciendo planes para el futuro cercano y ya creíamos que si no era una relación al menos tendríamos una gran amistad. Y así fue como coincidimos, entre la música de los Beatles y las películas que nos gustaban, recuerdo haberte contado que Hey Jude era la canción que me cantaba mi papá de niña y como la reconocí apenas en la universidad. Me gustaba mucho hablar contigo, hablábamos por horas, incluso siendo novios te decía que debíamos poner horarios para hablar porque sabía que tu como casi medico no tendrías tanto tiempo y aunque hablar por horas era mi actividad favorita tenía que entender tu profesión, pero seguíamos hablando sin parar, como si el tiempo no nos fuera a traicionar.

Gracias a ti conocí música, amigos y gustos que aún conservo, aprendí de mis defectos y de todo aquello que me pesaba, sabía que me querías tal y como soy, pero algo en mi se frenaba a mostrarse real, los vicios de amores pasados que nada tenían que ver con lo nuestro hacía que no pudiera entregarme totalmente, por eso me doliste tanto el día que decidiste dejarme ir, me dolió el no ser yo completamente, aun cuando te enamoraste de la que creía era mi mejor versión; sabía que tenía mucho más que darte, que solo te había mostrado el 40 o 50 de mi totalidad, pero a quién quería engañar, no estaba lista para darte mi mejor versión porque ni yo misma la conocía, me hacía falta conocer, viajar más, besar otras bocas y olvidarme de la tuya para poder ser yo la que se presentara en tu camino, no sabía nada de la vida y ya quería compartirla contigo.

Porque casarme contigo era la segunda parte de la historia, pero que locura, creía prudente a los veintitrés años casarme con el amor de mi vida, ese era el título del mes en nuestra relación de 8 meses.

En mis planes el amor era el más importante, no me importaba mi carrera ni los 10 libros que pensaba escribir, era feliz en el amor después de conocer a tantas personas y que ninguna fuera la ideal para mi (o eso creía yo) el ideal para mí tan absurda idea, pero ahí estabas en todas esas listas que me encanta hacer, siempre en primer lugar, no había nada más importante que tú; ni mi trabajo ni mi futuro, ¿Quién era en ese entonces? Siento que ya me había olvidado de esa mujer a la que hoy en día no podría reconocer, no la aceptaría, no era yo. Pero así nos fuimos desgastando, ninguno de los dos era real, tú me ocultabas tus vicios y yo mis errores, no sé la razón que me hacía querer ser perfecta en una relación tan inusual, se lo atribuyo a la edad.

Pasaron los meses y un día se presenta la oportunidad de salir de la ciudad que me había visto crecer y de la que quise salir corriendo desde que tuve uso de razón, ya me voy te dije y lo viste conveniente, para ti fue el pretexto perfecto para terminar: la distancia iba a poder más que nosotros, lo sabías, la que no lo sabía era yo.

Mis planes al final salieron peor de lo que creí, nos dijimos adiós por Facebook y terminamos una relación de dos años porque el amor se acabó. Recuerdo que me pediste tiempo después de que yo te mandaba canciones y poemas con gritos desesperados sobre el tiempo, el tiempo que yo creí que necesitabamos pero que al leerlo de ti ya no lo quería, tú eras el amor de mi vida no podías pedirme tiempo ¿por qué lo pedí yo en primer lugar? mi cabeza dio cientos de vueltas sin encontrar respuestas, sin querer explicaciones, quería llorar pero también quería hablar contigo, solo pude pensar en decir que el tiempo no existía que terminar las relación era lo mejor, y así es como dijiste, si está bien, la verdad es que ya no siento lo mismo y lo dijiste sin pensar en las consecuencias, sin imaginar que me romperías en pedazos y que difícilmente me recuperaría rápido de eso, ya lo sabías, lo sentías desde que me fui y aunque quería regresar el tiempo, el mismo me dio la razón unos años más adelante. Es cierto que no fue fácil, pero todo sana, y aunque creí que sería inolvidable para ti, no lo fui, alguien ya te esperaba y aunque sabía que lo que mal empieza mal termina no podía detenerte.

Nos despedimos y así empezó la mala racha, me corrieron del trabajo, me asaltaron en la gran ciudad y veía como poco a poco mis metas se derrumbaban y me preguntaba ¿Qué haces aquí? los que consideraba mis amigos no soportaban verme mal, no entendían porque lloraba todos los días y ni la razón de no salir del cuarto, no se ponían en mis zapatos, no creían ni siquiera en mi dolor, así que me fui, dejé lo poco que tenía y me regrese al infierno grande, me regresé con miedo, sin dinero y con más lagrimas que sueños. Pero no contaba con que, en el camino a casa tu hermana me escribiría que te ibas y que era necesario que regresara, que tenía que luchar por ti, que de seguro al verme todo cambiaría y te darías cuenta de lo que estabas dejando atrás. Pero yo no tenía nada que ofrecer, solo mi amor que no bastaba, ni siquiera me bastaba a mi, estaba mal, estaba triste y nada de lo que dijera te haría volver, pero lo intenté, escribí sin pena que si querías verme esperaría en mi casa para hablar, o al menos para despedirnos, pero nunca llegaste.

Lo peor creo que vino después, no soportaba las redes sociales así que te eliminé de todos lados, creí que si me desaparecía del mundo digital el me extrañaría, pero que absurdo pensamiento, en mi mente eso era importante al parecer, así que me fui de su cuenta de Twitter, Facebook, de lo que existía en aquel entonces para no verlo, para que no me viera, para que el día que nos encontráramos fuera una sorpresa total, un cambio real de mi para el, hoy que lo recuerdo me asusta lo que pensaba en ese momento, con que poco me conformaba y que triste que solo pensara en él y no en mí.

Y así pasó un año y lo volví a ver, regresó para la boda de su hermana que es una de mis mejores amigas y como era obvio nos vimos unos días antes del gran día; hablamos entre el calor de las copas, nos besamos y me dijo algo que creo jamás voy a olvidar, la frase «yo te amaba» y aún así seguí sin entender que era un amor en tiempo pasado, creo que el tequila me nubló el pensamiento en esa boda y cada canción que cantaban me hacía llorar, ni siquiera me volvió a hablar, nos peleamos y el resto es historia. Tal vez me debí quedar con su despedida, ya me había dicho que no me amaba, no sé qué más buscaba o esperaba de él, se fue y aunque me lo encuentro una vez cada tres años, jamás volvimos a ser amigos, el de verdad me olvidó y aunque seguí llorando y creyendo que jamás encontraría a alguien como el, la verdad es que sí, encontré mejores y los encontré años después y en otras vidas, hoy agradezco las lágrimas y el desamor que me causó, dolió mucho pero aquí estoy escribiendo lo que me pesaba y de verdad creo que podríamos ser amigos, o no.

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